1. «Laudato si’, mi’ Signore» – «Alabado seas, mi Señor», cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: «Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba»
2. Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (Rm 8,22). Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura.
Estas son las palabras con las que comienza la Carta encíclica LAUDATO SI del Santo Padre Francisco sobre el cuidado de la casa común.
Es muy preocupante ver y comprobar a diario el daño que estamos infligiendo a nuestra casa común, a nuestra madre Tierra. Solo hay que mirar a nuestro alrededor para comprobar qué poco respeto sentimos en general por nuestro entorno y cómo lo ensuciamos y maltratamos.
En este curso vamos a dedicar lo que podamos de nuestra pequeña #clasedeReli a conocer la realidad y a proponer algunas acciones.
Yo, de momento, me he adherido a la plataforma TeacherForFutureSpain, que aglutina a profesores de toda España preocupados por el tema, pero también comprometidos en buscar soluciones, conscientes de que tenemos que hacer lo que nos toca, que es educar a las jóvenes generaciones en la sensibilidad y el amor nuestro planeta y enseñarles, junto con sus familias, cómo podemos cuidarlo entre todos.
NO HEMOS PERDIDO LA ESPERANZA y creemos que, aunque estamos en el límite, aún podemos hacer algo ¡Y LO VAMOS A HACER!
¿Te sumas?
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