jueves, 6 de octubre de 2011

LA SOPA DE PIEDRA. Cuento dedicado a mis alumnos de Bachillerato

Cierto día, llegó a un pueblo un hombre y pidió por las casas para comer, pero la gente le decía que no tenían nada para darle. Al ver que no conseguía su objetivo, cambió de estrategia. Llamó a la casa de una mujer para que le diese algo de comer.

-Buenas tardes, Señora. ¿Me da algo para comer, por favor?

- Lo siento, pero en este momento no tengo nada en casa- dijo ella.

- No se preocupe - dijo amablemente el extraño - tengo una piedra en mi mochila con la que podría hacer una sopa. Si Ud. me permitiera ponerla en una olla de agua hirviendo, yo haría la mejor sopa del mundo. 

  - ¿Con una piedra va a hacer Ud. una sopa? ¡Me está tomando el pelo!

- En absoluto, Señora, se lo prometo. Deme un puchero muy grande, por favor, y se lo demostraré.

La mujer buscó la olla más grande y la colocó en mitad de la plaza. El extraño preparó el fuego y colocaron la olla con agua. Cuando el agua empezó a hervir ya estaba todo el vecindario en torno a aquel extraño que, tras dejar caer la piedra en el agua, probó una cucharada exclamando:
- ¡Deliciosa! Lo único que necesita son unas patatas.

Una mujer se ofreció de inmediato para traerlas de su casa. El hombre probó de nuevo la sopa, que ya sabía mucho mejor, pero echó en falta un poco de carne. Otra mujer corrió a casa a buscarla y se la ofreció. La echó al caldero y volvió a probar el caldo, puso los ojos en blanco y dijo:

- ¡Ah! Qué sabroso, pero si tuviéramos una verduras sería perfecto.

Y otra vecina le trajo unas cebollas y unas zanahorias. El hombre la volvió a probar y exclamó:
- Deliciosa. Pero con un poco de sal, sería un manjar digno de un dios. 
Y otra vecian le ofreció rápidamente un  poco de sal, que él añadió a la sopa.

Por fin pidió: "¡Platos para todo el mundo!".

La gente fue a sus casas a buscarlos y hasta trajeron pan y frutas. Luego se sentaron todos a disfrutar de la espléndida comida, sintiéndose extrañamente felices de compartir, por primera vez, su comida.

Y aquel hombre extraño desapareció dejándoles la milagrosa piedra, que podrían usar siempre que quisieran hacer la más deliciosa sopa del mundo.

Moraleja: Con la cooperación se alcanzan resultados notables, aun cuando se parta de contribuciones pequeñas, o incluso insignificantes. Esta es la fuerza milagrosa que tiene el COMPARTIR. Cada uno podemos poner alguna de nuestras virtudes al servicio de los demás y el resultado puede ser espectacular.


Lo mismo puede ocurrir con las actividades que se organizan con el fin de hacer un viaje, por ejemplo, a Roma. Os recuerdo que somo un grupo que viajaremos juntos, si Dios quiere, a Roma, próximamente. Y que no tiene sentido organizar cosas para "sacar dinero", si no partís de un principio de solidaridad. Si cada uno pone lo que tiene, como las vecinas del cuento, al final podréis disfrutar de una estupenda sopa TODOS, sin tener en cuenta si uno ha puesto la carne, otro la sal, otro el caldero... No lo olvidéis.


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