El pasado 8 de mayo tuve la suerte de participar de la celebración del sacramento de la Confirmación, que recibisteis algunos alumnos míos. Eran veintidós jóvenes los que se confirmaban en Balboa, de los cuales veinte sois alumnos de mi clase de Religión.
Cuando llegué a Balboa me encontré con un pueblo ciertamente pequeño, como me lo habíais descrito vosotros. Y también con una parroquia sencilla y unas gentes acogedoras.
La ceremonia fue muy vivida y participativa, preparada con detalle por don Teodoro, el párroco. Creo que las palabras de nuestro Arzobispo fueron muy acertadas, cuando explicó el modo de evitar que una simple gota de agua se evapore (¿lo recordáis?).
Pero lo que más me gustó fue poder veros tan serios y formalitos, en vuestro ambiente, con vuestras familias. Me alegro enormemente de que me hayáis permitido participar en la celebración y por ello quiero daros las gracias. Para mi es algo muy emocionante que me dejéis formar parte de un momento importante de vuestras vidas, y por ello me siento profundamente agradecida.
Así que: GRACIAS por invitarme, GRACIAS, por acogerme, GRACIAS por contar conmigo, queridos alumnos de Balboa. Y doy también GRACIAS A DIOS por este trabajo que tanto me enriquece y estos jóvenes que tanto me sorprenden cada día. A Él le pido que su Espíritu, que habéis recibido el domingo pasado. esté siempre con vosotros.
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